top of page

Todos somos cómplices


Saludos lectores


Hoy quiero realizar un breve análisis sobre el caso que ha conmocionado a nuestro país en los últimos días: La muerte del niño Joel Antonio, a causa de la agresión física y sexual de su padrastro y su madre. Puedo comprender la indignación de todo el pueblo costarricense, el repudio total hacia estas dos personas y el sentimiento de odio y de querer que se haga justicia, yo también siento lo mismo y deseo de corazón que los culpables sean juzgados como corresponde y paguen por el delito que han cometido.


Pero por otro lado, no puedo pasar por alto que ahora, es muy fácil culpar, juzgar y señalar el hecho, pero ¿es acaso esto un caso aislado? Solo en el mes de enero de este año fueron atendidos más de 60 casos de menores agredidos, física y sexualmente, entonces ¿por qué el caso de Joel Antonio es especial? Tal vez porque el hecho salió a la luz pública y la magnitud del caso conmueve y escandaliza a la población, pero no es el único, solo que muchos no llegan a ser noticia.


No quiero decir con esto que este caso no sea importante, por supuesto que lo es, pero hay mucho trasfondo al respecto y al de los demás niños que son agredidos actualmente y que viven en el anonimato. Dice una vieja frase “tan culpable es el que mata la vaca, como el que le sostiene la pata”.


Si prestan atención al video que está en el enlace que compartí arriba, podrán escuchar la noticia donde se indica que los vecinos del menor sabían de las agresiones sufridas por el menor, entonces ¿por qué no lo denunciaron? no vamos a restarle responsabilidad a los reales culpables, en este caso, el padrastro y su madre, pero quedarnos callados y no denunciar nos convierte en cómplices, y es probable que muchos en algún momento nos hemos quedado callados frente a las injusticias y nos hemos hecho indiferentes ante los problemas de los demás.


No podemos escudarnos con el argumento de “de por sí las autoridades no hacen nada” porque sencillamente eso es una de las peores excusas que puede existir. Tenemos que quitarnos esa mentalidad tan nefasta que tanto daño hace a nuestra sociedad, no podemos exigirle a nuestro gobierno mejoras si el cambio no comienza por nosotros mismos, no podemos exigir a las autoridades que actúen si no actuamos nosotros y nos levantamos a denunciar aquello que está mal.


Y por si fuera poco, estamos hablando de un caso donde la madre del menor, una joven de apenas 16 años, convivía con un hombre que le triplicaba la edad, una niña conviviendo con un adulto, que además de ser ilegal, me hace cuestionarme si esta joven no es más que una víctima del deterioro de nuestra sociedad, no descartaría que esta mujer fuera agredida también por este hombre y que permitirle a este sujeto agredir a su hijo forme parte del ciclo de violencia en el que podría estar viviendo. Para leer más sobre este tema pueden visitar mi artículo sobre Violencia intrafamiliar.


Quiero destacar acá también la repulsión que me provoca la opinión de muchos con respecto a la nacionalidad de los agresores, nuevamente hago énfasis en que estos casos no son aislados y que suceden más frecuentemente de lo que creemos y probablemente por parte de costarricenses, las agresiones infantiles nada tienen que ver con la nacionalidad, solo que no todos son noticia, acá surge también un problema de xenofobia que genera polémica y roces con el pueblo nicaragüense, no podemos cegarnos y echarle la culpa a otro país por lo que ocurre en el nuestro.


Claramente también sale a la luz los pésimos controles migratorios que hay en Costa Rica y del cual tiene total culpa nuestros gobernantes. No puede faltar acá la cuota de responsabilidad por parte del gobierno y nuestras autoridades, el abandono total de pueblos tan alejados como los Chiles, la burocracia a la hora de denunciar, la reacción tardía de instituciones como el PANI, INAMU, Policía, la crisis económica, el desempleo, la falta de acceso a educación, salud. TODOS SOMOS CÓMPLICES.


Y luego de analizar un poco lo sucedido en torno al caso, llega a mi la noticia que el padrastro del menor fallecido fue agredido dentro del centro penal al que fue llevado (hecho que no me asombra) y la felicidad de muchos al saber esto, un comentario en facebook que leí decía “deberían darle un premio o algo así al reo que hizo esto” ¡Doble moral, hipocresía! La mayor parte del tiempo le desean lo peor a los privados de libertad, desean que desaparezcan, que les den pena de muerte, pero ahora todos apoyan a quien golpeó a este hombre, da miedo darse cuenta que el costarricense promedio está llegando a desarrollar niveles de violencia de este tipo, donde todo lo quieren solucionar con más violencia, más represión, penas más duras, más cárceles, más policía, pena de muerte. Qué tristeza darme cuenta que nuestra sociedad está deteriorándose de tal manera.


Un artículo que leí hace unos días me hizo creer nuevamente que las políticas de prevención y resocialización sí son efectivas y que es posible reducir la delincuencia sin necesidad de combatirla con represión, la noticia es vieja, pero en países como Holanda o Suecia se cierran cárceles debido a la disminución de su población penitenciaria.


Nils Öberg, jefe de los servicios penitenciarios de Suecia señala que el foco puesto en la rehabilitación de los criminales es parte de la exitosa política carcelaria en Suecia. “Creemos que los esfuerzos que hemos invertido en la rehabilitación y en la prevención del crimen han tenido un impacto” Si Costa Rica quiere avanzar en temas de seguridad, es necesario que las autoridades y el resto de la población, hagan un cambio al chip que solo busca reprimir la delincuencia, hay que cambiar el enfoque que se le da al tema, y por supuesto, comenzar a involucrar a más criminólogos y personal realmente capacitado para manejar el problema, para Joel es muy tarde ya, pero aún hay muchos niños que salvar.

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page